Muchas veces nos preguntamos acerca de lo que puede estar pensando un niño ante una situación concreta, por qué ha adoptado determinada actitud, por qué no quiere hablar o el por qué de su enfado…ellos manifiestan todas sus emociones, lo que dicen, lo que hacen o lo que no hacen a través de su conducta.
Sus gestos, sus miradas, sus palabras nos están dando pistas constantemente acerca de lo que realmente les preocupa o necesitan, pero la mayoría de las veces somos incapaces de verlo, porque estamos enfrascados en nuestras cosas, lo cual hace que no les escuchemos ni les dediquemos el tiempo que merecen, lo que desencadena la frustración e inseguridad del adulto, actitud que tenemos que controlar porque no hay algo que desconcierte mas a un niño que ver a un adulto inseguro.
Los padres no debemos olvidar nunca que somos un marco de referencia para la educación de nuestros hijos, que las interacciones beneficiosas que tengamos con ellos, serán determinantes en su desarrollo tanto intelectual como emocional y social.
Cuando no sepamos qué pasa por su cabecita, acerquémonos a él, mirémosle con cariño, sonriámosle, el niño reconoce y valora nuestra actitud.
Cuando el niño se siente valorado y querido, cuando le escuchamos se vuelve más receptivo y acepta con más agrado nuestras sugerencias, pero si persiste en alguna actitud no deseada podremos recurrir al juego ya que pocas veces se resisten a él.
Planteas una cuestión muy importante, a saber: el vínculo que existe entre el pensamiento y el sentimiento. Normalmente, se tiende a pensar que unos son demasiado racionales y que, por otro lado, están aquellos que son más sentimentales. En que piensa alguien cuando siente, es esa la cuestión. O también: que siente cuando piensa en… podría ser otra idea interesante. Creo que el punto es que
ResponderEliminarLo ideal es que exista una relación entre pensamiento y sentimiento y, viceversa. Y, sobre todo, cuidar la calidad de dicha relación. Es sabido cómo ciertos pensamientos desembocan en ciertos estados emocionales. Y cómo, a la vez, un cierto estado anímico, provocado o no, desencadena todo una batería de pensamientos…
Y, bueno, también he tratado de hacer un blog, en donde hablo sobre el flujo o Flow aplicado a la educación. Quieres verlo?
http:www.fluirenlaeducacion.blogspot.com
Margarita,
ResponderEliminarcoincido contigo en que los niños no son tan sólo receptores de información, sino que tienen un poder grandioso de dar y enseñar. Ojalá estuviéramos los adultos tan receptivos al entorno como ellos.
Un saludo.