lunes, 14 de noviembre de 2011

EL JUEGO


El juego tiene una gran importancia en el desarrollo intelectual, afectivo y emocional y social del ser humano.

Es la primera “herramienta” con la que construimos nuestro intelecto, nuestras actitudes, valores y nuestro mundo de relación.

El juego espontáneo y libre favorece la maduración y el pensamiento creativo.

Los niños deberían tener suficientes ocasiones para jugar libremente.

Montaigne decía que “los juegos de los niños deberían considerarse como sus actos más serios".

 El juego libre y espontáneo está lleno de significado porque surge con motivo  de procesos internos que aunque nosotros no entendamos debemos respetar.

Si se desea conocer a los niños –su mundo consciente e inconsciente– es necesario comprender sus juegos; observando éstos descubrimos sus desarrollos mentales, sus aprendizajes, sus preocupaciones, sus miedos, y todo aquello que no pueden expresar con palabras y que encuentran su expresión a través del juego.



TIPOS DE JUEGO


Los tipos de juegos de los niños muestran su propio desarrollo dentro de sus etapas evolutivas, así tenemos estos tres niveles de juego:

- Etapa de las adquisiciones sensoriomotrices.  Se producen las primeras
formas de juegos: juegos funcionales, juegos de acción, de sensaciones y de movimientos.

- Etapas del pensamiento preoperatorio y de las operaciones concretas. Se dan juegos más elaborados: juegos de ficción o simbólico y juego de representación.

- Etapa del pensamiento formal y de la abstracción. Se entienden los juegos en toda su complejidad: juegos reglados y estructurados, deporte, juegos de competición.

El juego simbólico o de ficción es el juego infantil por excelencia. El niño,  teniendo que ir adaptándose a un mundo adulto y a una realidad que aún no comprende, elabora, dentro de sus capacidades cognitivas, un lenguaje simbólico para ir comprendiendo ese mundo externo.

 Así, por medio del juego de ficción o simbólico el niño asimila poco a poco ese mundo externo, lo elabora y se adapta a él en un proceso continuo de maduración.

A través del juego se aprende un aspecto importante de desarrollo: la adaptación entre lo imaginable (todo es posible) y lo permitido (reglas del juego y de conducta), en la que el niño tiene que ir aprendiendo entre los comportamientos que son posibles y correctos y los impulsos que hay que ir controlando y superando.





Por tanto una de las cosas más interesantes y valiosas que los padres pueden hacer por sus hijos es jugar con ellos desde los primeros meses de su vida. El juego es útil para el desarrollo del niño en casi cualquier edad, pero lo es más especialmente durante los cinco primeros años. Sin embargo esto no quiere decir que se debe limitar sólo a los cinco primeros años, sino que el juego debe ocupar un lugar importante en la vida.





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